RAQUEL APONTE

RA, RAQUEL, RAQUEL APONTE Soy todas ellas y ninguna exclusivamente. Lo que une estas tres formas de identidad es el amor por el diseño, la moda y el poder de las palabras. Desde la adolescencia, llenaba cuadernos con mis historias y alimentaba mi sentido de la estética entre revistas de moda, películas, música, arte y muchas conversaciones. Todos esos gustos se volvieron pasiones, pero predominaron mi debilidad por la moda, la imagen y la escritura, que desde siempre han sido mi brújula.

Desde 2005, he liderado mi propia marca —por mucho tiempo, dedicada a la lencería—. Antes de tener mi propio taller, trabajé con talleres satélite que elaboraban mis colecciones y también diseñé para empresas de moda nacionales e internacionales desde Medellín, una ciudad con un legado textil profundamente arraigado.

Como diseñadora, he vivido las contradicciones de esta industria: un escenario de arte e innovación, pero también un espacio donde la explotación laboral —especialmente hacia las mujeres— es innegable y motivo de conflicto personal, además de ser responsable de una de las mayores huellas ambientales del planeta. Llega el día en que debes mirarlo de frente y ya no puedes ignorarlo.

Hoy creo profundamente en la moda como herramienta de transformación cultural, como fortalecimiento de identidad y autoestima, y como recurso para la expresión creativa y artística. La moda nos conecta con una potencia que pocas cosas igualan, pero solo si transformamos su mirada. Debemos neutralizar su rol de manipulación, esos espejismos que distorsionan la realidad y promueven —de forma tácita o literal— clasismo, racismo y todas las exclusiones inventadas para justificar un sistema frenético de producción despiadada.

Después de años como testigo —y a veces partícipe— de una industria que usa su poder en contra de sus propios consumidores, he decidido hacer de este lugar un territorio de resistencia. Aquí no solo creo colecciones éticas y sostenibles; uso cada diseño, cada palabra en el blog y cada elección de materiales para cuestionar lo establecido. Porque la moda puede —y debe— ser un acto de liberación, no de sumisión.

BIENVENIDES a un rincón donde la moda se escribe con conciencia, orgullo y una pizca de ira transformadora.